Luz verde: un equipo digno, solidario y con recursos. Echas la vista atrás a la final de Copa y no hay color. Hay muchas conclusiones positivas que sacar, pero obviamente está todo tapado por la frustración de perder un título que se podría haber ganado.
Pero el Sevilla ha hecho hoy un partido del que sentirse orgulloso en líneas generales, ha tenido muy buenas ocasiones (que también se han fallado) y ha sabido reaccionar a dos goles en minutos psicológicamente difíciles. Además ha demostrado tener variantes, jugando arriba con 1, 2 y falso nueve; atrás con defensa de 4 ó 5, con varios jugadores en el centro del campo. Y los cambios de Pablo Machín son lógicos, tienen mucho sentido y mejoran al equipo. Además, hay una idea de juego clara que el equipo plasma en el campo.
Luz amarilla: demasiada libertad para Messi. Hay muchos momentos del partido en los que una marca personal al argentino habría sido efectiva, sobre todo cuando más se apoderaron del balón en la primera parte. Cuando Messi no olía la pelota, el Barcelona se anulaba, se quedaba sin ideas ante la buena telaraña sevillista.
Luz roja: se podría haber ganado. La sensación que nos da el partido es que el Sevilla ha tirado el título, el equipo podía haberse llevado la Supercopa pero regaló dos goles. En el primero, Banega hace una falta totalmente innecesaria. En el segundo, el Barcelona sacó rápido y nadie va a por Dembélé, pese a que luego saca un disparo espectacular.
Después está el penalti, probablemente el peor que ha tirado Ben Yedder en su carrera y el primero que falla en el Sevilla (en el peor momento). No debió haberlo tirado si no estaba preparado y menos llevando 5 minutos y teniendo en el campo a André Silva y Banega.
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