"Un equipo pequeño de nuevo en el Bernabéu"
Volvió a ocurrir, volvemos a salir del campo del Madrid sin nada en los bolsillos. Cayó por duodécima (¡duodécima!) vez consecutiva el cuadro sevillista en feudo blanco, esta vez ante el Madrid más flojo en muchos años, por falta de personalidad y de ambición.
El Sevilla salía con el que ha sido su once de gala hasta ahora. Pablo Machín no dudaba en ir con todo y alineaba de inicio a Vaclik, Navas, Carriço, Kjaer, Sergi Gómez, Escudero, Banega, Franco Vázquez, Sarabia, Ben Yedder y André Silva.
Volvió a ocurrir, volvemos a salir del campo del Madrid sin nada en los bolsillos. Cayó por duodécima (¡duodécima!) vez consecutiva el cuadro sevillista en feudo blanco, esta vez ante el Madrid más flojo en muchos años, por falta de personalidad y de ambición.
El Sevilla salía con el que ha sido su once de gala hasta ahora. Pablo Machín no dudaba en ir con todo y alineaba de inicio a Vaclik, Navas, Carriço, Kjaer, Sergi Gómez, Escudero, Banega, Franco Vázquez, Sarabia, Ben Yedder y André Silva.
Salió el conjunto sevillista al césped del Santiago Bernabéu en una versión que hacía presagiar lo peor, ya que el primer cuarto de hora fue completamente para los locales, mientras que nosotros apenas olíamos el balón. No supimos salir bien de la presión y Banega perdió dos balones graves, siendo uno de ellos el que propició la primera gran oportunidad del partido cuando, en el minuto 5, Vaclik atrapaba abajo un mano a mano con Vinícius. El Madrid atacaba fundamentalmente por la banda de Escudero, donde entraba con mucha más facilidad que por la de Navas y por el centro, ya que los tres centrales estaban rindiendo a muy buen nivel. La mayor parte de los intentos de los blancos en la primera mitad iban a venir de centros desde la banda.
Pero el Sevilla fue equilibrando el partido poco a poco y empezó a acercarse hasta el punto de tener una gran oportunidad en un ataque muy rápido donde Escudero perdonó al golpear su disparo en el lateral de la red cuando ya encaraba a Courtois. Durante algunos minutos dio incluso la sensación de que los papeles se habían invertido con respecto a los primeros minutos, pero las ocasiones claras de este primer tiempo se quedarían ahí, en una para cada equipo.
Los 15 minutos previos al descanso fueron igualados, con ambos equipos turnándose la posesión y los ataques, pero sin lograr romper a las defensas. André Silva cabecearía un centro sin éxito y, en el otro lado, Benzema lo intentaría dentro del área y Vinícius haría lo propio desde lejos, acabando ambos disparos en las manos de Vaclik. Nos íbamos al descanso sin goles en el marcador y con igualdad en un partido en el que estábamos muy bien atrás pero no tanto arriba.
En la segunda mitad llegarían los problemas. Con todo para poder dar un paso adelante y salir a ganar el partido, el Sevilla volvió a plantarse en el césped como en el inicio del partido. Empezaron a llegar las ocasiones: un tiro lateral de Vinícius, uno de Casemiro desde la frontal y otro de Modric que se iba al lateral de la red. Pero esta vez los de Machín no mejoraron, sino que fueron empeorando y cada vez metiéndose más atrás. Llegaban cada vez más y más centros y más y más disparos y desde el banquillo no llegaba reacción en forma de cambio (el entrenador sevillista fue el que perdió el partido por su planteamiento tras el descanso), y cuando llegó fue para empeorarlo. Entró Promes por Ben Yedder y, más adelante, Munir por André Silva. Amadou (por ejemplo) miraba desde un banquillo sin media punta suplente como Banega, Sarabia o Escudero plasmaban un nivel pésimo mientras los tres centrales eran los únicos que evitaban una sangría.
Llegaron avisos más serios mediante un larguero de Ceballos y un cabezazo de Casemiro que se fue rozando el palo, que antecedieron al 1-0, materializado por el mismo Casemiro con un trallazo desde lejos que colocaba en la escuadra, imposible para Vaclik. El Sevilla se ponía por debajo y ya había quitado a sus dos delanteros. La táctica de equipo pequeño había salido mal. Era el minuto 78.
La reacción no es que fuera inexistente, es que parecía imposible. En el descuento, además, Modric haría el 2-0 previo al pitido final. Sumamos 1 punto de 9 en liga en enero y llevamos sin ganar fuera de casa desde... ¡Septiembre! Ahora toca recibir al Barcelona en un calendario exigente que coloca una dura eliminatoria entre partidos de liga, donde Getafe y Alavés ya están a un solo partido de quitarte la cuarta plaza ahora que también te ha superado el Madrid.
En la segunda mitad llegarían los problemas. Con todo para poder dar un paso adelante y salir a ganar el partido, el Sevilla volvió a plantarse en el césped como en el inicio del partido. Empezaron a llegar las ocasiones: un tiro lateral de Vinícius, uno de Casemiro desde la frontal y otro de Modric que se iba al lateral de la red. Pero esta vez los de Machín no mejoraron, sino que fueron empeorando y cada vez metiéndose más atrás. Llegaban cada vez más y más centros y más y más disparos y desde el banquillo no llegaba reacción en forma de cambio (el entrenador sevillista fue el que perdió el partido por su planteamiento tras el descanso), y cuando llegó fue para empeorarlo. Entró Promes por Ben Yedder y, más adelante, Munir por André Silva. Amadou (por ejemplo) miraba desde un banquillo sin media punta suplente como Banega, Sarabia o Escudero plasmaban un nivel pésimo mientras los tres centrales eran los únicos que evitaban una sangría.
Llegaron avisos más serios mediante un larguero de Ceballos y un cabezazo de Casemiro que se fue rozando el palo, que antecedieron al 1-0, materializado por el mismo Casemiro con un trallazo desde lejos que colocaba en la escuadra, imposible para Vaclik. El Sevilla se ponía por debajo y ya había quitado a sus dos delanteros. La táctica de equipo pequeño había salido mal. Era el minuto 78.
La reacción no es que fuera inexistente, es que parecía imposible. En el descuento, además, Modric haría el 2-0 previo al pitido final. Sumamos 1 punto de 9 en liga en enero y llevamos sin ganar fuera de casa desde... ¡Septiembre! Ahora toca recibir al Barcelona en un calendario exigente que coloca una dura eliminatoria entre partidos de liga, donde Getafe y Alavés ya están a un solo partido de quitarte la cuarta plaza ahora que también te ha superado el Madrid.
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