Luz verde: bajo control. Lo único que tenía que hacer el Sevilla era jugar con el resultado de la ida y eso fue precisamente lo que hizo. Especialmente bien le salió el plan en la primera mitad, donde consiguió que no pasara absolutamente nada gracias a un buen rendimiento defensivo frente a un equipo que tampoco estaba proponiendo demasiado. Sí que tuvo más ocasiones en la segunda mitad e incluso llegó a marcar el 0-1 en el minuto 77, lo que inquietó un poco a Nervión. Pese a ello, los sevillistas no pasaron mayores apuros y supieron hacer válido el 1-3 de la ida para clasificarse para cuartos por séptima vez en los últimos 10 años.
Luz amarilla: se van sumando efectivos. De estos partidos saco la sensación de que la plantilla se va haciendo algo más extensa y que Pablo Machín puede contar ya con más jugadores. Hoy se vio a un Munir con ganas pero falto aún de forma y también tenemos ya a Wöber, más lo que falte por venir. A esto hay que sumarle el buen nivel de Amadou y Gnagnon, que Roque Mesa ya parece titular desde hace varios partidos y que los carriles están mejor.
Porque Promes hoy se estrenó como carrilero izquierdo mostrando cosas y Aleix Vidal mejoró notablemente, con mucha más partipación aunque no siempre con acierto. Ambos son casos donde queda mucho que mejorar, pero donde ya hay sustancia para trabajar. También echo un poco en falta un sustituto de Sarabia, alguien que pueda jugar en la mediapunta. Para ello quedan 15 días de mercado.
Luz roja: pudo pecar de exceso de relajación. Como he comentado antes, en la segunda mitad el Athletic comenzó a llegar con bastante más frecuencia a nuestro área y eso fue porque en nuestros jugadores se había instalado la sensación de tranquilidad del primer tiempo, también lógica debido a la situación de la eliminatoria. Sin embargo, esa tardanza en despertar costó alguna ocasión e incluso un gol, que por suerte llegó tarde y no fue a más.
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