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jueves, 27 de septiembre de 2018

El semáforo: Sevilla FC 3-0 Real Madrid

Como hoy me resulta imposible poner una luz amarilla y mucho menos una roja, cambiaré la estructura habitual de esta sección por las tres claves, para mí, de la victoria del Sevilla.

Pablo Machín apostó por un once ofensivo y casi idéntico al del domingo. Pocos esperábamos volver a ver a Franco Vázquez junto a Banega en el once inicial y a Roque Mesa en el banquillo, pero el técnico soriano sorprendió con una apuesta muy ofensiva. Y, desde luego, la apuesta no le pudo salir mejor, porque ambos brillaron en el terreno de juego tanto en el aspecto ofensivo como en el defensivo.

Tan espectacular fue la primera parte de Banega como la segunda del 'Mudo'. Cuando Éver quiere jugar muy pocos lo igualan, él solo se ha cargado todo el sistema defensivo del Madrid, igual que un Franco Vázquez que estuvo presente en casi todos los ataques y que tuvo dos claras ocasiones de gol. Ya no son solo jugadores exquisitos con el balón en los pies, sino que se han convertido en futbolistas comprometidos con el equipo, conscientes de su labor defensiva, luchadores e inteligentes.

La apuesta por los dos delanteros, un acierto seguro. El Sevilla debe jugar con dos delanteros, y Pablo Machín lo sabe. Cuando Ben Yedder y André Silva juegan juntos, el equipo es otro y la faceta ofensiva se vuelve el doble de peligrosa. Ambos se retroalimentan, ambos se hacen mejores el uno al otro. Los resultados están ahí, entre el domingo y hoy hemos hecho 9 goles (14 sumando la manita al Standard), con 4 de Ben Yedder y 3 de un André Silva que ya es el máximo goleador de la competición.

Pero no solo se hacen buenos entre ellos, sino que también mejoran todo lo que tienen alrededor. El acierto ofensivo de los delanteros contagia a todos los demás, como a un Sarabia que lleva dos partidos a un nivel altísimo o un Jesús Navas que está volviendo a ser el mejor Navas después de flaquear un poco. Esperemos verlos muchos minutos juntos.

Una defensa férrea y un muro en la portería. Entre las lesiones y que los que jugaban estaban algo desacertados, el gran talón de Aquiles del equipo esta temporada estaba siendo la seguridad en defensa. Hoy desapareció, el equipo fue serio y seguro desde el primer momento y el Madrid no consiguió encontrar las figuras que buscaba en el entramado defensivo sevillista.

Los tres centrales rindieron a un nivel altísimo y prácticamente todo lo hicieron bien. La experiencia de Carriço (que es un valor seguro), el liderazgo de un Kjaer que salió muchísimo de zona para cortar balones y el acierto de un Sergi Gómez soberbio incluso en su marcaje individual a Bale fueron la peor enfermedad del conjunto blanco. Todo esto sumado a que, cuando la defensa era superada, aparecía un tal Vaclik para evitar que el balón entrara en la portería.

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