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sábado, 30 de septiembre de 2017

El semáforo: Sevilla FC 2-0 Málaga CF


Luz verde: una defensa sólida, complementada por un buen Pizarro, transmite seguridad. La pareja de centrales Kjaer-Lenglet es una maravilla. Para mí, debería jugar siempre. El primero, jugador con más despejes de la liga; el segundo, veterano con 22 años. La seriedad y el saber dónde y cómo estar de los dos hacen que los rivales tengan muchas dificultades para entrar por el centro. Un dúo de muchas garantías.

Mercado está creciendo mucho, no parece el de principio de temporada. Hoy ha sido el jugador que más balones ha cortado y me quedo con uno en una contra en el que se va al suelo para rebañar un pase rival que pudo ser peligroso. De Escudero hay poco que decir, es el jugador más regular del Sevilla. Siempre cumple y hace lo que debe hacer. Pizarro cumplió bien con su labor, estuvo en todo momento en su sitio e hizo lo que debió hacer.

Luz amarilla: a pesar del gol, Muriel puede brillar mucho más. El gol que ha anotado hoy el colombiano es muy importante para su confianza. Además, lo ha marcado explotando su mejor recurso: la velocidad.

Pero a mí siempre me queda la mala sensación de que el 4-3-3 con el que juega Berizzo no es el sistema que mejor se adapta al delantero, un jugador que no está acostumbrado a ser el único arriba. Esto hace que baje mucho a recibir y que no haya nadie arriba, dificultando el ataque. Además, la poca verticalidad del equipo hizo que el cafetero no apareciera prácticamente hasta el primer gol, cuando se abrieron espacios.

Luz roja: la primera parte volvió a tirarse a la basura. De los 9 goles que lleva el Sevilla en esta temporada de LaLiga Santander, 8 se anotaron durante las segundas partes. Este es un dato fácilmente comprensible si observamos detenidamente los primeros 45 minutos del partido de hoy.

El Sevilla se hizo desde el primer momento con la posesión del partido y, por ende, con el dominio. Sin embargo, no se tradujo en grandes ocasiones (en toda la primera parte no tiramos a puerta). El Sevilla tocaba y tocaba, pero los balones pasaban demasiado por la defensa y prácticamente nada por el centro del campo, lo que le quitaba al equipo velocidad y dinamismo. Esto se debe a que Krohn-Dehli se fue viniendo abajo con el paso de los minutos y a que el 'mudo' no existió en ningún momento. La entrada de Banega salvó los muebles.

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