Luz verde: los centrales y Promes, exquisitos. Como lo he divido en dos, vamos por partes. Empezamos con los centrales. Si algo caracteriza al partido de hoy del Sevilla, pese a ese gol encajado en el 92, es el gran partido defensivo. Desde el primer minuto, al Valencia le resultó imposible cogernos a la contra y apenas crearon ocasiones de peligro pese a intentarlo mucho en la primera parte y a tener momentos muy intensos en la segunda. Kjaer, Mercado y Sergi Gómez se encargaron de sacar todos los balones aéreos y centros y de repeler todos los disparos, haciendo casi imposible a los rivales adentrarse en el área (de hecho, solo lo hicieron con el balón parado).
Por otra parte, vamos con el holandés, que hoy firmó su primera gran actuación como sevillista. Su segunda parte es escandalosa en lo que a la faceta ofensiva se refiere, pero a esto hay que sumarle además unos buenos conceptos defensivos que no sabíamos que tenía. Tal vez no haya que volverlo a poner de delantero ni de mediapunta, sino en la banda, que es su auténtico sitio. Me parece un recambio de lujo y creo no equivocarme si digo que podría jugar en ambos costados.
Luz amarilla: el primer error de Vaclik. Todos los porteros fallan y al nuestro le ha tocado hoy, después de casi cinco meses. El problema fue que ocurrió en el peor momento. Estaba haciendo un gran partido (y está haciendo una gran temporada), sacando varias ocasiones rivales y, especialmente, salvando al equipo en el segundo minuto del partido con una impresionante doble intervención, pero no salió bien en la falta que costó el gol encajado. Una lástima.
Luz roja: un gran señalado, una vez más. Todo se torció a partir del minuto 85. El Sevilla había manejado los tiempos del partido y los seguía manejando y el Valencia iba a la desesperada, sin que nada le saliera y con el público totalmente en contra. Sin embargo, André Silva iba a perdonar el 0-2 después de fallar "a portería vacía" después de regatear al portero.
Pero el problema iba a llegar cuando Machín decide quitar a Ben Yedder y dar entrada a Muriel, cuya única aportación en el partido fue provocar la falta que acabó costándonos la victoria. Una falta que viene de la incomprensible falta de intensidad con la que sales a un partido en el que eres un refuerzo, una falta que es totalmente innecesaria y una falta de la que ni siquiera se te ve lamentarte. El sevillismo señala con el dedo a un Muriel que cada vez tiene más detractores y que, no lo olvidemos, costó más de 20 millones de euros.
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