Luz verde: la capacidad de corregir los errores. No empezó bien el Sevilla en el partido (algo que comentaremos después) y por ello se puso 1-0 el Alavés alrededor de la media hora de partido. El equipo no estaba bien ni creaba sensación de peligro y el partido llegaba al descanso con los sevillistas un tanto abajo.
Ahí fue cuando Machín se dio cuenta de lo que hizo mal y supo corregirlo. Entró Amadou para dar mucha más estabilidad que Roque Mesa, entró Promes como carrilero para aumentar considerablemente el peligro en una banda que estaba muerta y entró Sarabia para conectar con los delanteros y para dar la asistencia que supondría el empate. El equipo mejoró considerablemente y consiguió empatar un partido en el que daba la sensación de que no iba a reaccionar.
Luz amarilla: esperando lo mejor de Banega. Son ya varios los partidos en los que Éver no termina de convencer, o al menos a mí. Por una parte, creo que influye que ya está más acostumbrado a jugar por delante de la defensa y tal vez no sea conveniente sacarlo de ahí. También creo que está muy cargado de minutos y que ya debería descansar (lo hará ante el Villanovense), porque el Sevilla necesita a uno de sus hombres más importantes.
Luz roja: un planteamiento inicial y un once cargados de errores. A todos nos sorprendió no ver a Sarabia entre los titulares, en su lugar estaba Roque Mesa. Al final, las dudas que teníamos confirmaron tener sentido, ya que no hubo nadie detrás de los delanteros que pudiera conectar con ellos, cuando Roque Mesa no convenció y tuvo que ser sustituido en el descanso. Todo esto, además, adelanta a un Banega al que, como ya he mencionado antes, hemos visto mejor en posiciones más retrasadas.
Y más allá de quiénes salieron al césped, importa cómo salieron al césped. El planteamiento de Machín supuso dejar al Alavés jugar a lo que más le gusta olvidándose de proponer. Esto hizo que los locales estuvieran más cómodos y que el guión del primer tiempo fuera completamente suyo.
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