Luz verde: el partido exquisito de los hombres de ataque. Todos los jugadores del Sevilla sin excepción han hecho un gran partido en el día de hoy, pero es especialmente remarcable el buen rendimiento ofensivo del equipo, al que le hemos visto ataques y llegadas de todos los tipos y colores que quedaron culminadas en una magistral combinación que supuso el 2-0 en las botas de Sarabia después de que el balón pasara por todos los futbolistas de la parcela ofensiva.
Y es que, después del primer gol en los instantes iniciales de la segunda mitad, el Sevilla fue una apisonadora contra la que el Girona no pudo hacer nada. Llegábamos con muchísima facilidad y las ocasiones se sucedían, aunque la gran mayoría no fructiferaron. El ritmo impuesto al partido fue completamente vertiginoso.
Luz amarilla: pérdidas innecesarias en el centro del campo. Este aspecto es fundamentalmente señalado por la primera mitad, cuando el partido era más de ida y vuelta y muchas imprecisiones provocadas por las prisas y materializadas en malos pases en largo suponían perder el balón.
También un exceso de control de balón en las botas de Banega (que fue mejorando con el paso de los minutos) causó dos pérdidas que fueron contragolpes rápidos que no fueron a más, también por causa del cansancio que se le notó en ocasiones.
Luz roja: balón parado. Hay pocos aspectos negativos a resaltar en el partido, por lo que me muevo hacia algo más general. Hoy ha estado en Nervión un equipo muy peligroso en el juego aéreo, que fue el mejor en esa faceta el año pasado con Machín. Precisamente con Machín el Sevilla no termina de materializar muchos córners y faltas que pueden desatascar partidos. Aspecto claramente a mejorar.
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