¿Lo sientes? ¿Lo notas? Sí, es ese cosquilleo en el estómago, es esa sonrisa que se dibuja en tu cara cuando lo piensas, son esos nervios, son esas ganas de que llegue el momento. El nervioneo empieza a brotar en tus venas y con el vienen la emoción, la pasión, el sufrimiento, la felicidad, el llanto... Llega la historia al Ramón Sánchez-Pizjuán.
No se juega un partido cualquiera este martes, se juegan unos cuartos de final de Champions. 60 años después, ¿quién nos lo iba a decir? Aquí estamos, sin ayuda de nadie, sin que creyeran en nosotros. ¿Qué nos importa? Seguimos llevando el nombre de nuestra ciudad a lo más alto, y tenemos una nueva oportunidad de hacer historia.
Historia, que palabra más bonita. ¿Recuerdas cuando llorabas por el último descenso? ¿Recuerdas cuando saliste a la calle para evitar aquel descenso administrativo? ¿Recuerdas esa inolvidable estampa de Monchi abatido en Oviedo? ¿Recuerdas aquella 'flor de un día' del año del centenario? ¿Recuerdas como tus padres o tus abuelos te decían que tu equipo nunca ganaba nada o, es más, lo has vivido? ¿Recuerdas las travesías en medio de la nada de tu equipo?
Qué tiempos aquellos... Quién nos iba a decir que hoy estaríamos aquí, codeándonos de tú a tú con uno de los rivales más grandes de Europa después de haber eliminado al Manchester United, después de asaltar Old Trafford. Pero estamos, sevillistas, y nos lo hemos ganado. Nos merecemos esto, disfrutemos en la medida de lo necesario y suframos todo lo posible y más. No debe quedar ni una sola gota de sudor cuando el reloj marque las diez y media de la noche este martes.
Y es que mañana entraré al Ramón Sánchez-Pizjuán con el mismo brillo en los ojos que la primera vez que entré, cuando solo era un niño. Entraré con la ilusión de ese primer día, con la ilusión de estar contemplando algo nuevo y maravilloso, porque será mi primera vez entre los ocho mejores de Europa. Entraré a la bombonera fascinado entre una multitud de almas que sienten igual que yo, y que brillarán tanto como la mía, con la misma ilusión y las mismas ganas de cantar y gritar, de volcarse por su Sevilla.
Todos esos sueños e ilusiones son los que deben hacer volar a los que estén en el césped. La ecuación del fútbol es muy sencilla: equipo + afición = éxito. En Nervión lo sabemos muy bien, sabemos llevar en volandas a los nuestros. Soñemos juntos, volemos juntos pero, sobre todo, luchemos juntos. Hagámonos grandes los unos a los otros, alcemos nuestras voces y cantemos bien alto eso de 'dicen que nunca se rinde'.
No nos rendiremos porque somos grandes, estamos orgullosos de ser lo que somos y sabemos que no debemos temer a nada. Somos humildes y tenemos respeto, delante nuestra tendremos a uno de los mejores equipos del mundo, pero creemos en nosotros y sabemos que somos capaces de conseguir todo lo que nos propongamos. Somos el Sevilla Fútbol Club, hemos llegado aquí a base de sueños y esfuerzo y seguiremos en nuestro camino.
Ya saben, sueñen, disfruten y sufran. Permítanse el lujo de soñar y, ya saben como dice: pobre del que quiera robarnos la ilusión...
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