Luz verde: el valor de la solidez defensiva. El partido de hoy, si tenemos en cuenta la segunda parte y la situación de la delantera, es el típico que el Sevilla habría perdido estos últimos años. Sin embargo, el buen hacer de la defensa lo impidió. En la primera mitad, los vascos tuvieron muchas dificultades para sacar el balón ante la presión sevillista y el gran encuentro de los tres centrales hizo que la Real tuviera muchas dificultades para encontrar fisuras en nuestra defensa. Januzaj fue el único capaz de crear peligro por la banda de Arana.
Quiero especialmente destacar a Amadou, que ha estado en absolutamente todas las jugadas sin excepción. Cortó contragolpes, detuvo ataques y leyó los movimientos rivales sin ni siquiera ser la de central su posición natural. Carriço, por su parte, sigue demostrando que es un jugador más que válido y el rendimiento tan silencioso como bueno de Sergi Gómez me hace preguntarme cómo es posible que solo nos costara 5 millones.
Luz amarilla: falta de pegada. El equipo ya se encontraba con un contratiempo al conocerse la lista de convocados, ya que André Silva no se había recuperado de sus molestias; pero las cosas se ponían aún más feas cuando Ben Yedder era el descarte y se caía de la convocatoria también con unas molestias en el isquiotibial. Los delanteros titulares serían Muriel y Promes.
Y no es que hicieran un mal partido, porque el colombiano desplegó un buen juego de espaldas y al primer toque e incluso marcó un gol que fue anulado y el holandés dio muestras de calidad en muchas jugadas individuales en las que intentó crear peligro. El problema es que estos dos hombres no tienen la pegada de los habitualmente titulares y, al faltar esa referencia, la carencia ofensiva hizo muy difícil ganar el partido.
Luz roja: un centro del campo irreconocible. Hoy salían los fiables en el medio: Franco Vázquez, Banega y Sarabia. Pero nada más lejos de la realidad, ninguno dieron el nivel. Quitando el trabajo defensivo de Éver, el partido de estos tres se antoja muy prescindible. Vimos muchísimas imprecisiones, pérdidas de balones innecesarias y unos contragolpes nefastos que o bien eran lentos, o bien no iban bien conducidos o se finalizaban con la decisión errónea.
Y en la segunda parte entraría Roque Mesa, que más que mejorar al equipo lo que hizo fue empeorarlo. Desde el derbi, el canario va en una decadencia preocupante que hoy se ha demostrado con unos flojos 20 minutos en los que apenas apareció en el aspecto defensivo y en el que perdonó una clara ocasión.
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