Luz verde: las individuales en la defensa. En un mal partido del conjunto sevillista, los aspectos positivos vienen de actuaciones individuales. Mencionaré dos, empezando por Kjær. El danés fue el mejor de los centrales y convence partido sí y partido también, siempre sólido y achicando aguas. Presente en todas las partes de la defensa.
El segundo es, para mí, el mejor del partido. Hablo de un Arana que está en un crecimiento rápido y positivo para el equipo y que hoy fue el encargado de crear peligro en su banda cada vez que subía, cosa que hizo más de lo habitual. Si le sumamos también su serio partido defensivo, nos sale un jugador completo.
Luz amarilla: la diferencia entre los atacantes 'A' y los atacantes 'B'. En los cuatro partidos anteriores el Sevilla había goleado a todos sus rivales, consiguiendo 17 goles a favor. André Silva y Ben Yedder formaban un tándem poderoso arriba y tenían detrás a un Sarabia que volvía a su mejor nivel y a un Franco Vázquez en estado de gracia ofensivo y con altísimo nivel de compromiso defensivo.
Pero ante el Krasnodar no los vimos a ellos, porque fue arriba donde más rotó Machín. Dejamos de ver dos delanteros para ver solo a Muriel, y fueron Nolito y Promes los que le acompañaron. La idea de Muriel y Nolito en un mismo once no parecía buena, y efectivamente no lo fue. El colombiano, por más que se le viera implicado, falló una ocasión en boca de gol; mientras que el sanluqueño era uno menos en el campo, quedándose su aportación en nada más allá de un gol que se introdujo luego un defensa. Por otra parte está Promes, que fue un quiero y no puedo que solo hacía correr sin encontrar nada a su alrededor.
Luz roja: el nefasto centro del campo. Si la pareja Banega - Franco Vázquez le había dado tan buenos resultados al equipo, el Banega - Roque Mesa de ayer fue un completo desastre, con los dos jugadores infinitamente por debajo de su nivel. Cedimos el control a los rusos, y es no fuimos capaces de dar tres pases seguidos, vimos demasiados balones en largo sin criterio y poco fútbol en el medio, también condicionado porque Éver, el timón del equipo, apenas jugó 10 minutos buenos en todo el partido, con una cantidad exagerada de pérdidas de balón por pases defectuosos.
Después, defensivamente, no ayudaron en nada a los defensas. Roque Mesa fue como dejar un hueco en el centro, como si no hubiera nadie. Totalmente desaparecido, sin apenas nada destacable y con tan solo alguna conducción inservible. Tampoco el argentino estuvo al nivel de compromiso defensivo de los últimos partidos. Como el centro del campo se desconecte es muy difícil ganar un partido y eso es lo que ocurrió.
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