Luz verde: por fin, el Sevilla fue un equipo. La victoria es una noticia grandísima, pero más aún lo es lo que hemos visto hoy en los jugadores. Espero que esto no sea un espejismo sino el inicio de una remontada en el tramo más importante de la temporada: segunda vuelta liguera y eliminatorias coperas y de Champions. Hoy hemos vuelto a ser un equipo, hemos vuelto a tener la actitud que no existía. A partir de ahí, se construye lo demás. Hoy he vuelto a salir orgulloso de mi equipo.
He visto a un equipo muy ordenado y con la cabeza amueblada, lo que ha permitido a Lenglet volver a ser grande, recuperar al mejor N'Zonzi y poder defender bien las estacadas del Atlético. La presión del equipo ha sido algo inédito en esta temporada, aguantando incluso en los compases finales. No sé cuánto habrá influido la arenga de Biris, pero bendita sea. Un cambio radical a mejor que esperemos haya venido para quedarse.
Luz amarilla: perdonamos y, por suerte, no fue a más. Pese a la victoria, cuando el Atlético se puso por delante pensé en lo que habíamos fallado antes. La reacción fue rápida y por eso los pensamientos fueron poco duraderos, pero existieron. El después goleador Correa tuvo dos claras en la primera mitad, una ante Moyá en un mano a mano de los que no se pueden fallar. Por otra parte, el portero local hizo un paradón a Escudero, aunque eso es mérito del cancerbero.
Luz roja: los balones aéreos y las pérdidas de balón. Empecemos por el primer aspecto, que se agravó especialmente entre los minutos 10 y 25. Fueron los únicos minutos en los que el equipo colchonero dominó realmente el partido, y especialmente lo hizo por arriba. Diego Costa marcó un gol anulado de cabeza y de la misma forma estuvo a punto de anotar, solo evitado por una gran parada de Sergio Rico. Durante minutos, me creó la duda de si éramos conscientes de lo bien que iban ellos por arriba.
En cuanto a las pérdidas de balón, hubo 4 ó 5 que por suerte no fueron a más. Una la protagonizó Mercado con un pase que puso en un compromiso a Lenglet, pero que acabó en Sergio Rico. N'Zonzi tuvo una que no quedo en nada y Franco Vázquez lo hizo tres veces a causa de la pasividad, de las cuales dos fueron ocasiones. Es la carencia más palpable en un buen partido del Sevilla, la cual hay que erradicar para ahorrarnos sustos (por ejemplo, para la vuelta) y que no nos tengamos que arrepentir.
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