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sábado, 18 de noviembre de 2017

El semáforo: Sevilla FC 2-1 RC Celta


Luz verde: la calidad del plantel es la que da la victoria a un Sevilla gris. El conjunto que dirige Eduardo Berizzo esta lejos, muy lejos, de desplegar un buen fútbol. Hoy no convenció, no dio buenas sensaciones, pero la indiscutible calidad de nuestros jugadores es, de momento, suficiente para estar en puestos europeos.

El Sevilla venció hoy en dos jugadas en medio de un partido malo, una falta que Geis botaría de forma milimétrica para que Muriel remate a placer en el área y una buena jugada de Sarabia en la banda derecha para poner un centro que Nolito tendría que rematar de frente. Sin una plantilla de esta calidad, el Sevilla no tendría muchos de los puntos que tiene ahora, es indiscutible.

Luz amarilla: vacío en el centro del campo hasta la entrada de Banega. No había más que mirar al césped, en los ataques del Sevilla se creaba un hueco enorme, un espacio en el que no había nadie, entre el doble pivote y Franco Vázquez. Fue el italo-argentino el que salió de titular y no apareció en prácticamente todo el partido, dejando la creación del Sevilla huérfana (si ya normalmente hay poca). No había manera de sacar el balón y acabábamos lanzando muchos pelotazos que se convertían en pérdidas.

Hubo que esperar hasta el minuto 65, que fue cuando Berizzo dio entrada a Banega, para que el centro del campo tuviera dueño. Con la entrada del argentino se notó el cambio y, a pesar de no mejorar demasiado el juego, se encontró en Éver ese hombre por el que siempre pasan las jugadas y que distribuye el juego con una visión difícil de igualar y mayor presencia que el relevo.

Luz roja: dudas y facilidades atrás. Empezemos por David Soria, que jugó hoy su peor partido con la camiseta del Sevilla. No se pudo estar más inseguro. Regaló el gol a Maxi Gómez, que ejecutó un remate nada peligroso pero que acabó dentro ya que el madrileño se quedó a media salida. También lo hizo en otras dos ocasiones, una que salvó con dudas y otra que se fue por poco. Igualmente, no se entendió con Lenglet en una jugada en la que no sacó el balón con contundencia y tampoco estuvo seguro a la hora de parar un tiro de falta lejano de Wass, dejando el rebote en el área y teniendo que salir rápido para evitar encajar.

Tampoco estuvo bien la línea defensiva a excepción de un Geis colosal y que, fuera de sitio, demostró las ganas que tiene de vestir nuestra camiseta (yo, personalmente, lo pondría el martes). Lenglet se mostró muy débil, dejando pasar balones que no deberían haber pasado y con dificultades a la hora de retener el balón. Muchos marcajes de los laterales no fueron efectivos y, en general, hubo un par de jugadas en las que la línea defensiva se durmió, especialmente en aquella en el área en la que Soria y Lenglet no se entendieron y todos se pararon esperando una falta que el árbitro no pitó.

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