Venció el Sevilla su tercer partido consecutivo, esta vez ante el Spartak de Moscú y de nuevo por 2-1, para sumar tres puntos importantes en Champions y encarar el dificilísimo encuentro del sábado ante el Barcelona con un buen resultado.
El partido empezó fuerte, con un balón de Sarabia dentro del área que buscaba a Banega. El argentino definía con un disparo raso y cruzado que se fue al lateral de la portería.
El partido se hizo totalmente sevillista desde el primer instante. El equipo salió muy bien, con mucha garra y una presión que les costó mucho superar. Esto hizo que el Spartak perdiera muchos balones y recurriera a pelotazos, dejando el balón para nosotros.
Sin embargo, al equipo le faltaba mordiente arriba, le faltaba maldad. El Sevilla se acercaba constantemente, pero le faltaba acierto en la toma de decisiones, en el último pase. Los pases y remates llevaban poca intención y faltaba el delantero referencia en el área, con un Ben Yedder que corría por todas las partes del campo.
No llegaban ocasiones muy claras pero sí que rondábamos su portería. Ellos, por el contrario, no podían desarrollar su juego por unos sólidos Kjær y Lenglet. Alrededor del minuto 30, sería el propio central francés el que saltaría más que nadie para rematar un córner dentro de la portería local y poner el primer gol en el marcador para deleite del Ramón Sánchez-Pizjuán.
La tónica del partido no cambió a raíz del gol. El Sevilla seguía siendo el que se adueñaba del partido, pero el conjunto ruso adelantó sus líneas y llegaron algunos errores graves de falta de concentración, como dos pases atrás de Mercado y Banega que pudieron ser peligrosos de no ser por el acierto de la defensa.
La mejor ocasión del Spartak en la primera mitad llegó en una falta lejana y bien ejecutada en la que Sergio Rico sacó una buena mano. El Sevilla se iba al descanso un gol por arriba.
El inicio de la segunda mitad estuvo marcado por una clara ocasión de Nolito, que perdonó por querer hacer un recorte de más y ejecutar un disparo con menos opciones que el primero.
A partir de aquí, el Sevilla se durmió un poco y le dio el balón al rival, sin sufrir demasiado pero dando lugar a unos minutos de transición en los que el partido se aburrió y no ocurrió nada.
Todo cambió cuando Banega, desde fuera del área, daba un pase a la red con la zurda. Un preciso golpeo se colaba por la escuadra de la portería de Gol Norte y ampliaba la distancia en el marcador. El Sevilla se vino arriba y recuperó el timón del partido, volvió a lanzarse, con los mismos problemas de la primera parte.
La mejor ocasión la tendría Ben Yedder. Nolito recibía en el área, recortaba a un rival y asistía al francés en el área pequeña, que disparó por debajo del portero pero con poca fuerza. Un defensa lo sacaría y el rebote de dicho despeje se iría fuera.
Los peores minutos estaban por llegar. Después de perdonar el 3-0, el conjunto dirigido por Massimo Carrera empataría el partido en una jugada aislada después de que Sergio Rico parara un balón. En los últimos minutos, los rusos se revolucionaron y querían jugar rápido y vertiginoso. Intentaron colgar muchos balones que fueron despejados por un colosal Kjaer y no llegaron a tener ninguna ocasión clara, pero sí sensación de acercarse.
Finalmente, los puntos se quedan en Nervión y el Sevilla se coloca segundo de grupo, un punto por debajo del Liverpool y dos por encima del Spartak. Va a ser fundamental ganar (o al menos no perder) en la próxima jornada ante los ingleses, aunque para ello será necesario mejorar el nivel de un equipo que hoy a dado mejores sensaciones pero que sigue sin convencer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario