Luz verde: un gran Pizarro es el claro entre la niebla. Sin duda alguna, el Pizarro fue el mejor del Sevilla en el Camp Nou. Empezamos por hablar del fantástico remate al córner de Banega que supuso el único gol del Sevilla. Pero no solo eso, Berizzo le asignó la difícil tarea de marcar al mejor jugador del mundo, y vaya cómo cumplió. Durante la mayor parte del partido, Guido anuló a un Messi al que le costó aparecer.
Abarcó muchísimo campo, achicando mucho los espacios y cortando muchos balones. Fue ayudado por una pareja de centrales que también quiero resaltar. Lenglet sigue con una gran proyección, aunque todavía tiene lagunas. Kjaer me parece un central de alto nivel. Aunque no estuvo bien en el segundo gol, hizo un gran partido salvando lo que era un gol clarísimo de los locales y siendo providencial en sus uno contra uno y en los balones interceptados.
Luz amarilla: la falta de intensidad prohíbe hacer mejores minutos. Jugadores como Pizarro, Lenglet, Kjaer o Corchia sí que han dado la cara y han sido constantes en el juego, pero muchos otros han estado a un nivel bajo de forma. Ha faltado esa chispa, esa pizca de maldad que hace al equipo mejor, especialmente arriba.
Banega no ha entrado en contacto con la pelota y eso no es bueno. Lo más preocupante es el estado de forma de un Nolito que no parece coger el tono nunca y de un Jesús Navas irreconocible, que no se va de nadie y que no está dando nada al Sevilla desde aquel gol a Las Palmas. Los ataques del Sevilla eran flojos, sin peligro. Los contraataques no crean miedo al rival, no son rápidos. No se toman decisiones a tiempo. Hace falta intensidad.
Luz roja: un entrenador tiene que ganar partidos con los cambios. Una vez más, Eduardo Berizzo parece estar equivocado o falto de ideas, no hay más opciones. O bien ve las cosas de un modo diferente, o bien no sabe cómo solucionar las situaciones que se van planteando a lo largo de los partidos; pero lo cierto es que no acierta con lo cambios que, más allá de mejorar al equipo, lo empeoran.
El primer relevo ya fue un desastre. Entraba un Nolito que tiene de todo menos ritmo y, en vez de quitar a un Navas que no estaba haciendo Navas, quita a Sarabia. No estaba del todo bien el madrileño, pero sí que le estaba imprimiendo más garra y más ganas. Los tres cambios fueron muñeco por muñeco. Aunque el de Geis fue un poco forzado, el de Ben Yedder por Muriel es de todo menos de tener soluciones. Ningún cambio táctico durante el partido, en el que lo único que cambió la dinámica fue cuánto apretara el pistón el Barcelona.
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