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miércoles, 22 de noviembre de 2017

Crónicas: "Dicen que nunca se rinde"


Agónico y épico empate el que ha conseguido el Sevilla ante el Liverpool en la quinta jornada de la fase de grupos de la UEFA Champions League. El marcador reflejaba 3-3 tras terminar el encuentro y el sevillismo se iba a casa sumido en éxtasis.

El inicio del partido no podía ser menos esperanzador. En el minuto dos de partido, el Liverpool sacaba un córner desde banda derecha y el rebote le caía a Firmino en el segundo palo. Solo, con tiempo para controlar, el brasileño hacía el primer gol del partido.

Al gol le siguieron minutos de idas y venidas en los que el Sevilla tenía más balón pero el Liverpool creaba más sensación de peligro. Un tiro de Nolito se estrellaba en el palo y se paseaba por la línea tras la parada de Karius. Ben Yedder tendría una gran ocasión, un mano a mano con el portero que no aprovechaba debido a una mala definición.

Los ingleses tendrían su mejor ocasión en una contra que precedía una pérdida de Mercado. Firmino ganó la carrera a Lenglet y Rico sacó el balón a córner. En el saque de esquina, Mané hizo el segundo gol con una jugada idéntica al primero. Volvía a entrar solo, con Mercado desaparecido.

El Sevilla bajó los brazos. Las imprecisiones aumentaban y los ataques eran impropios de un equipo que va perdiendo 0-2 en casa. El equipo subía con pocos jugadores, se quedaban 4 ó 5 atrás y atacabámos con 3 jugadores. Sin delantero de referencia.

Nada más lejos de la realidad, el Liverpool haría el tercero con un gol de Firmino después de recibir en profundidad en la banda en la que debía estar y no estaba Mercado. Sergio Rico dudó en la salida y el delantero 'red' lo aprovechaba para hacer su doblete particular y el tercero del conjunto inglés, que tuvo otra clara ocasión antes del descanso. Esta vez, Rico detuvo primero y Lenglet sacó bajo palos después el rebote.

El resultado al descanso, un angustioso 0-3. Con el partido muy feo y las expectativas bajas, Berizzo decide retirar a N'Zonzi del terreno de juego y dar entrada a Franco Vázquez. Este cambio fue clave ya que supuso la colocación de un hombre como media punta y permitió a Banega poder retrasar su posición a un lugar donde aporta mucho más al juego del Sevilla.

Y es que, tras un arranque de segunda parte de dominio sevillista, en la primera ocasión clara llegaría el gol. Banega botaría una falta que Ben Yedder remataba al palo largo, abriendo la cuenta sevillista. El Ramón Sánchez-Pizjuán mostraba algo de esperanza después de despedir al equipo con pitada en el descanso.

No tardaría mucho en llegar el segundo gol, solo unos minutos después. Alberto Moreno cometía penalti y el delantero franco-tunecino lo ejecutaba. Anotó pero el árbitro mandó a repetirlo, volviendo a marcar Ben Yedder en la repetición. El estadio se volcaba con su equipo y se vivieron minutos de asedio y mucho acercamiento, con muchos balones colgados y algunos córners que, finalmente, no llegaron a nada.

El partido se calmó, pero el Liverpool estaba intimidado por el empuje de la afición y la situación de partido y se mostraba dubitativo y con una posición retrasaba. Esto hizo que el Sevilla se adueñara del juego, pero algunas pérdidas propiciaron contras y ocasiones peligrosas. La más destacada la tuvo Salah, cuyo último pase ante Sergio Rico fue interceptado de forma providencial por Banega. También tuvo una clara ocasión Escudero, que golpeó el larguero en posición antirreglamentaria señalada por el colegiado.

Los minutos pasaban y parecía que el Sevilla iba a morir en la orilla. Se añadían cuatro minutos al tiempo reglamentario y el gol no llegaba. Sin embargo, ya sumidos en el minuto 94, un córner abría una posibilidad que ponía a todo el estadio en pie. Sarabia lo colgaba y, desde el suelo, Pizarro ponía el balón dentro de la red. Se desató la locura en un estadio que se venía abajo, con una lluvia de pulseras fluorescentes y una emoción desbordada que alargó el partido hasta el 97 sin que apenas se pudiera jugar.

El Sevilla se mantiene segundo de grupo, un punto por debajo del Liverpool y dos por encima del Spartak. El 1-1 de los eslovenos en tierras moscovitas deja el grupo tal y como estaba y los de Berizzo dependen de sí mismos para clasificarse. No fallar en Eslovenia es fundamental, puesto que esos tres puntos son los que nos dan la clasificación. No se puede contemplar otra opción.

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