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martes, 17 de octubre de 2017

Crónicas: "Frío"


La fría Rusia fue el mejor reflejo del Sevilla en Moscú. Desastrosa derrota, horrible goleada que lava la cara de un equipo que va cuesta abajo en una situación que empieza a antojarse insostenible.

El primer cuarto de hora del partido fue muy monótono. El Spartak dejaba al Sevilla la posesión, pero los de Berizzo no crearon demasiado pelogro con ella. Los ataques solían terminar en centros o en balones largos que cortaba la defensa rusa.

La primera ocasión, no demasiado peligrosa, la tendría Ben Yedder. Sarabia le entregaba el balón en el área en el minuto 8, pero se quedó sin ángulo entre tres defensas y acabó con un disparo bombeado que se fue por encima de la red.

Sacaba el Sevilla un centro en el minuto 18, centro que no enganchaba ninguno de los nuestros y que le daba al conjunto ruso una opción a la contra. Era su planteamiento y no dudaron, aprovechando la falta de contundencia sevillista para marcar el primer gol mediante un cabezazo de Luiz Adriano ante Kjær.

Poco después, Samedov se lesionaría solo y el Spartak de Moscú perdería un cambio. Massimo Carrera se veía obligado a dar entrada a Melgarejo para sustituirlo.

El mismo Kjær sería quien anotara el empate en el minuto 30 después de cazar el rebote de un cabezazo que el mismo ejecutó al saque de un córner. El portero rival pudo hacer más, todo sea dicho.
El partido se endurecía y llegaban varias tarjetas. El Sevilla no encontraba la forma de atacar aunque se generaban más espacios. La movilidad de Sarabia dejaba la banda derecha vacía en ocasiones y no conseguíamos aprovechar las contras ni los ataques.

La mejor ocasión la tendría Krohn-Dehli con un tiro desde fuera del área. Buscaba la escuadra, pero la busca de la colocación le restaba velocidad al disparo y el portero haría una gran parada para despejar el balón a córner.

Los de Massimo Carrera tuvieron dos ocasiones que llegaron mediante dos tiros que no generaron ningún peligro. Se acercaron al área, pero la línea defensiva estuvo atenta y les impidió progresar. El partido se iba al descanso con un 1-1 justo y con mucho que mejorar de cara al segundo tiempo.

La segunda parte comenzaba con un cabezazo poco peligroso de los locales que daría paso a los mejores 10 minutos del Sevilla, cuando más se acercó y más ocasiones tuvo. La más clara sería para Ben Yedder, que se quedaría solo ante dos defensas después de que Krohn-Dehli y el meta rival chocaran en un lance. Ocasión de las que no se pueden fallar. ¿Qué pasó? La falló.

A partir de ahí, todo fue un martirio. Lo resumiré rápido para no hacer la lectura desagradable. Llegó su segundo gol en su segunda ocasión clara. Los sevillistas perderían la concentración, la defensa existiría aún menos de lo que ya había existido y acabó siendo vapuleada por las contras locales. Sergio Rico no paró ni un solo balón, y los goles se fueron sucediendo hasta que cayera el quinto en el minuto 90.

No se puede seguir pasando página. Dejó de aparecerse la virgen y ya somos terceros en el grupo de Champions. Aquí hay que hacer cambios y tomar medidas, basta de rotaciones, de fútbol de mentira, de pasecitos y mariconadas en el centro del campo y de jugar sometido a lo que el rival quiera. Queremos garra, personalidad, actitud y sensación de equipo. El sevillismo exige más de la plantilla más cara de su historia.

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