Mestalla fue testigo de un nuevo ridículo del Sevilla Fútbol Club, que encajó una nueva goleada dando las mismas malas sensaciones y sumando tres derrotas consecutivas y cuatro seguidas fuera de casa.
Los primeros diez minutos fueron los más igualados de la primera mitad, con ocasiones para ambos equipos. Ninguna de ellas fue muy clara para el Sevilla, cosa que sí ocurrió en el Valencia. Zaza tuvo la mejor en el arranque después de un centro raso que le ponía Carlos Soler pero que no remataba bien.
A partir de aquí, el partido fue poco a poco haciéndose del Valencia, que empezó a dominar en silencio hasta ser el único que creaba sensación de peligro. Los locales iban haciéndose con el balón y acercándose al área con numerosos disparos desde la frontal y centros que, en su mayoría, despejaba la defensa sevillista (mención especial a Kjær).
En el minuto 30, primer contratiempo. El Sevilla se quedaba sin efectivos en el centro de la defensa. Lenglet se iba tocado y Berizzo no tendría más remedio que dar entrada a Corchia y colocar a Mercado en el centro de la zaga.
De aquí en adelante, el partido se volvería completamente Ché. Cada vez crearían más peligro y todo ello por la clarísima diferencia de intensidad. Los locales eran más rápidos y estaban más enchufados y atentos. La única forma del Sevilla de parar dichos ataques serían despejes a sus centros y faltas. De hecho, al descanso nos iríamos con 4 tarjetas sin que el Valencia viera ninguna.
La única opción del Sevilla llegaba en una contra en la que Nolito se equivocó al dar el último pase. Pocos córners que no fueron a nada y poca velocidad con un Nolito fuera de forma, un Navas desaparecido, un Banega fuera de sitio y un Muriel que no aparecía.
En el minuto 43, en una de las muchas jugadas en las que nos ganaron en velocidad, Guedes (que estaba siendo el mejor) cogía un balón en velocidad y ponía el balón en la mismísima escuadra después de irse de Kjær y Pizarro.
El partido se iba al descanso con el Sevilla un gol por debajo, pero perdiendo por mucho en intensidad y actitud.
La segunda parte comenzó como si el descanso no hubiera existido y el Valencia seguía gozando de ocasiones y doblegando al Sevilla en fútbol e intensidad. No tardó en anotar el Valencia, y es que Zaza aumentaría la distancia en el marcador en el minuto 51. El italiano recibía un balón dentro del área, salvaba a Kjaer con contundencia y disparaba con poco ángulo al segundo palo y abajo.
Curiosamente, en este tramo el Valencia dejó de acosar pero siguió teniendo el balón en campo contrario. Pasaron muchos minutos hasta que Sarabia sustituyera en el minuto 68 a un Nolito totalmente fuera del partido. Fueron los mejores (que no significa "buenos") compases del Sevilla, siendo el madrileño muy responsable. Nos acercamos algo más, pero solo con una ocasión clara de peligro, un disparo de primeras de Corchia en el área que daría a Neto en el pecho. Aquí hay que destacar la gran cantidad de ocasiones que no lo fueron debido a Muriel, quien costó 20 millones este verano.
Después llegaría uno de los momentos más controvertidos de la tarde, cuando Berizzo decide dar entrada a Krohn-Dehli perdiendo 2-0 mientras tenía a Ben Yedder o Correa sentados en el banquillo. Este cambio no ayudó y todo se acabaría con el tercero, que lo anotaría Santi Mina en el 85 en una contra que el Valencia montaría con muchísima facilidad.
Unos jugadores que ni siquiera chillan en el tunel de vestuarios antes de salir o que no protestan clarísimas faltas rivales estaban ya merodeando por el césped cuando Kondogbia ponía un balón muy largo que Guedes caza con facilidad, misma facilidad con la que arranca, se planta ante Rico, se la pica y anota el cuarto.
Nuevo partido de los que no se pueden olvidar. De estos de los que no se debe pasar página, y no como pretende hacer Pepe Castro. 10 goles en contra, 1 a favor y 0 puntos esta semana. El sevillismo quiere cambios urgentes, y si no puede ser en el juego y en la actitud deberá ser en personas, pero esta situación es insostenible.
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