Luz verde: seriedad. Los jugadores han hecho lo que tenían que hacer, tomarse el partido en serio. Esa ha sido la única manera de encarrilar la eliminatoria en la primera parte para así permitirse el lujo de bajar una marcha en la segunda mitad. Las ambiciones quedaron claras en la primera jugada, cuando el Sevilla interceptaba el primer pase que intentaba dar el Formentera y se lanzaba a la contra hasta provocar el penalti que desencadenaba el primer gol de los cinco anotados, que ponía el partido muy cuesta arriba para los locales.
En los primeros 45 minutos, el Sevilla no le perdió la cara al partido en ningún momento, recuperaba con facilidad y se plantaba en el área rival sin ningún problema. Fundamental Correa en esta labor, conduciendo muy bien el balón y estando omnipresente en las jugadas de ataque del Sevilla. Cumplió en esa posición de mediapunta que ocupó en lugar de la habitual en banda.
Luz amarilla: primera ocasión, gol en contra. Es una luz amarilla bastante mínima, porque lo cierto es que no fue del todo una mala jugada y el disparo rebota en un defensa antes de entrar, lo cual puede despistar a Sirigu. Sin embargo, aunque no creara sensación de peligro el rival, el gol llegó con 0-2 y acercó al Formentera. Por mucho que pareciera que aunque marquen todo está arreglado, hay que evitar esa facilidad concedida. Repito, detalle minúsculo.
La luz roja hoy la dejamos por primera vez en blanco.
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