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sábado, 19 de noviembre de 2016

El semáforo: RC Deportivo 2-3 Sevilla FC


Luz verde: casta y coraje. Remontada épica en los últimos minutos. El Sevilla fue superior en la segunda parte, sin ser su mejor partido, y no encontraba portería ante falta de ocasiones claras (porque llegadas hubo). Pero esto es lo que caracteriza a los equipos grandes, que cuando los crees muertos salen de entre las cenizas y te destrozan. Eso ha hecho el Sevilla, darle la vuelta al partido cuando todo parecía acabado. Bien es cierto que esto no pasa todos los días, hay que tener la actitud del tramo final durante los 90 minutos.

Luz amarilla: errores defensivos. No ha sido un partido desastroso en el ámbito defensivo. De hecho, Pareja y Mercado han cuajado una buena actuación (no se puede decir lo mismo de un Carriço que está a un nivel muy pobre y que tuvo que ser sustituido en el descanso). Sin embargo, los dos goles fueron empanadas de nuestra defensa, y podrían haber costado una derrota de no ser por el arreón final.

El primer gol es causa de la relajación general con la que salió el equipo, y en el minuto 1, con el primer aviso, se acabaron las tonterías. En el segundo, que es cierto que es un golazo, Andone se va con una facilidad increíble entre Kranevitter y Carriço debido a una falta de intensidad clamorosa después de haber dejado atrás a Pareja con un túnel.

Luz roja: fallos en el planteamiento. No hay un error colectivo en el partido hoy, sino que han sido varios los factores que han hecho que el equipo haya estado a punto de salir de Riazor sin puntuar. Hoy hemos dispuesto de 14 córners y 16 lanzamientos de falta, casi todos botados por un errático Sarabia, que no ha jugado un buen partido. Prácticamente todos fueron mal centrados y aún así los seguía sacando. Son pequeños matices que hacen que tus probabilidades disminuyan

Tampoco hemos aprovechado todas las ocasiones que hemos tenido. Tras el primer gol, el Sevilla cogió las riendas y no las soltó en todo el partido, pero no íbamos más allá de la posesión y el toque, no encontrábamos ese último pase, esa forma de penetrar la defensa y crear una ocasión clara y la mayoría de disparos eran poco peligrosos o se iban desviados.

Ganso se inventó una asistencia maravillosa de espuela para Sarabia, pero este no la aprovechaba y fallaba una ocasión imperdonable. A pesar de su falta de intensidad aún palpable, era el único capaz de meter un pase entre líneas que deje a la defensa en pañales, y Sampaoli lo quitó (bajo mi gusto, error del técnico argentino). Hasta los últimos minutos, cuando el Deportivo no pudo con el vendaval sevillista, el Sevilla no generaba peligro cuando se acercaba.

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