"El desastre de nunca acabar"
El Sevilla lo ha vuelto a hacer. Nueva derrota a domicilio y ya son 8 partidos sin conocer la victoria fuera de casa. Cayó por 1-0 en Balaidos tras un desastroso partido ante un Celta que ganó por primera vez desde principios de diciembre.
Los once elegidos por Pablo Machín para saltar al césped desde el inicio eran Vaclik, Promes, Mercado, Kjaer, Sergi Gómez, Arana, Banega, Franco Vázquez, Sarabia, Ben Yedder y André Silva. El descarte era Wöber y el otro fichaje, Rog, esperaba en el banquillo. No alineaba a Escudero, que volvía a la convocatoria tras su lesión.
El Sevilla lo ha vuelto a hacer. Nueva derrota a domicilio y ya son 8 partidos sin conocer la victoria fuera de casa. Cayó por 1-0 en Balaidos tras un desastroso partido ante un Celta que ganó por primera vez desde principios de diciembre.
Los once elegidos por Pablo Machín para saltar al césped desde el inicio eran Vaclik, Promes, Mercado, Kjaer, Sergi Gómez, Arana, Banega, Franco Vázquez, Sarabia, Ben Yedder y André Silva. El descarte era Wöber y el otro fichaje, Rog, esperaba en el banquillo. No alineaba a Escudero, que volvía a la convocatoria tras su lesión.
Ocurrió muy poco en una primera parte donde el equipo estuvo nefasto, sin crear peligro ninguno ante un Celta que demostró también por qué está en puestos de descenso. No hubo ni un solo disparo a portería por parte del conjunto sevillista en los primeros 45 minutos. Además, ninguno de los carrileros consiguió crear peligro real y el centro del campo no existía debido al bajo rendimiento de Sarabia y Franco Vázquez, uno por fallón y otro por desaparecido. Lo más cercano a una oportunidad que tuvo el Sevilla fue un contragolpe que finalizó con un centro raso de Promes que sacaba la defensa. Además, hubo un par de tiros lejanos que quedaron en nada. El Celta sí tuvo una buena oportunidad en un disparo de Boufal en el 44 después de salir en carrera, disparo que Vaclik atrapó abajo y al palo.
Además, Arana recibió un golpe de Maxi Gómez alrededor de los 20 minutos de encuentro que le hizo sangrar y lo dejó mareado hasta el punto de tener que ser sustituido un cuarto de hora más tarde. El elegido para ocupar su lugar era Roque Mesa, pasando Sarabia al carril izquierdo. Entraba el centrocampista más en forma del equipo, que había arrancado el partido como suplente.
Tras una primera parte sin goles, el equipo salió al segundo tiempo en la misma dinámica. La diferencia fue que los rivales dieron un paso adelante y empezaron a acercarse a la portería sevillista. Banega tapaba un tiro de Brais y Jozabed disparaba arriba desde la frontal en dos ocasiones distintas. Tuvimos nuestra única ocasión en el 69, cuando André Silva prolongaba de cabeza para dejar a Ben Yedder solo ante el portero. Sin embargo, el palo repelió el balón y mantuvo las tablas en el marcador.
Los cambios llegaron, como siempre, tarde. Tampoco solucionaron nada. Amadou entraba por Franco Vázquez en el 70 y Escudero por Sarabia en el 76. Entre uno y el otro llegó el gol del conjunto vigués. Fue en un córner mal defendido que acabó con Okay empujando la pelota. Los locales estallaban de alegría y llevaban el partido a su terreno, haciendo que cada vez se jugara menos al fútbol. El Sevilla mostraba una enorme incapacidad en su balón parado y no ocurrió nada hasta el descuento, que fue de 5 minutos y en el que los de Machín intentaron a la desesperada buscar portería. Pero fue un fracaso.
El técnico sevillista queda muy señalado después de un partido donde el equipo dio una impresión y unas sensaciones muy pobres, manifestando falta de personalidad y una clara falta de nivel fuera de casa. Después de la eliminación copera, habrá que esperar hasta el próximo domingo para el siguiente partido, que será en casa y ante el Eibar, el último equipo al que le ganamos a domicilio allá por septiembre.
Los cambios llegaron, como siempre, tarde. Tampoco solucionaron nada. Amadou entraba por Franco Vázquez en el 70 y Escudero por Sarabia en el 76. Entre uno y el otro llegó el gol del conjunto vigués. Fue en un córner mal defendido que acabó con Okay empujando la pelota. Los locales estallaban de alegría y llevaban el partido a su terreno, haciendo que cada vez se jugara menos al fútbol. El Sevilla mostraba una enorme incapacidad en su balón parado y no ocurrió nada hasta el descuento, que fue de 5 minutos y en el que los de Machín intentaron a la desesperada buscar portería. Pero fue un fracaso.
El técnico sevillista queda muy señalado después de un partido donde el equipo dio una impresión y unas sensaciones muy pobres, manifestando falta de personalidad y una clara falta de nivel fuera de casa. Después de la eliminación copera, habrá que esperar hasta el próximo domingo para el siguiente partido, que será en casa y ante el Eibar, el último equipo al que le ganamos a domicilio allá por septiembre.
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