"El cuaderno empieza a quedarse sin páginas para pasar"
Hoy hemos vivido uno de los ridículos más gordos de los últimos años y, sin duda, el mayor de lo que va de temporada. El Madrid nos ha metido un repaso en el Santiago Bernabéu de estos de los que no se olvidan, en un partido en el que los sevillistas no han plantado cara en ningún momento.
Y es que el choque no podía empezar peor, reflejando lo que iba a pasar después. En los primeros 30 segundos de partido, ya habían lanzado dos centros peligrosos. Rico paraba un tiro de Lucas Vázquez desde la frontal y el córner posterior acababa en gol de Nacho después de un incomprensible despeje hacia atrás de Muriel.
Pasaron unos minutos complicados y el Sevilla se rehizo, incluso teniendo el balón. Sin embargo, como siempre, no supimos qué hacer con el balón. Muchos centros que no llegaban a nada y posesiones lentas con excesivos pases atrás. Los 20 millones de Muriel cada día duelen más, Navas y Nolito están restando más que sumando, Franco Vázquez sigue jugando andando y Banega no podía hacer nada en medio de tanto despropósito. Da la impresión de que ni aunque hubieran jugado los alevines del Madrid habríamos conseguido marcar un solo gol.
Fue un mero espejismo todo, el Sevilla atrás era un convento de hermanitas de la caridad, y Ronaldo marcó el segundo en medio de una facilidad tremenda. Asensio recibió entre muchos jugadores desentendidos y le dio el balón al portugués, que no vio oposición en un Carole que dudó muchísimo y batió a Rico sin problemas.
A partir de aquí todo fue una sangría, el Madrid iba embalado y las bandas con Mercado y Carole eran dos autopistas, sumadas a la fragilidad de Kjaer y Lenglet. Pizarro, lejísimos de su nivel. Centros por todas partes que eran despejados como se podía hasta que llegó la mano de Navas en el área, una mano de patio de colegio que acababa en un penalti que Ronaldo convertía. Como siempre, resucitando a todo el mundo.
Tras tres o cuatro tiros que no llegaban a nada, el cuarto gol sería obra de Kroos. El alemán salió a correr desde el centro del campo y dejaba el balón en banda derecha a un Lucas Vázquez que entraba solo, se la devolvía en el área sin marca y el balón acababa dentro de la portería.
Todavía tendríamos que dejar más días para el recuerdo. Achraf (por si alguno no lo conoce, que pude pasar, el lateral derecho suplente) haría el quinto del Madrid y su primer gol con el Real Madrid. Un disparo con poco ángulo acababa colándose dentro de la portería y, por suerte, siendo el último gol que encajaríamos en este partido.
Desde hacía 30 años no encajábamos 5 goles en la primera mitad. Tuvimos suerte de que en la segunda mitad los madridistas salieron a jugar una pachanga, porque en caso contrario podría haber caído alguno más.
Poco se puede comentar del segundo tiempo, en el que el Madrid se dedicó a dar minutos a Ceballos y Llorentes, que juegan contra el Fuenlabrada y poco más. Sarabia, Geis y Krohn-Dehli entraron en el Sevilla, y prácticamente fue un castigo para ellos.
El Sevilla tuvo un par de ocasiones, un tiro de Nolito y otro de Muriel, ambos en el área, ambos igual de mal tirados. Dos disparos rasos y sin ganas que acababan con facilidad en las manos de Keylor Navas. Para los locales, un palo de Benzema fue la más clara en un equipo que se dedicó a tocar el balón y jugar contra la tranquilidad.
Acaba el partido y surge la necesidad de plantearse qué pasa y quién es responsable, porque yo veo al equipo jugar mal siempre. También jugamos así ante Basaksehir, Spartak, Valencia, Atlético, Athletic, Getafe, Girona, Las Palmas o Maribor, pero a veces el nivel de los equipos o la pizca de suerte ayudan. El equipo está poco trabajado y eso se nota, y hay errores de planificación. Urge solución.
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