Luz verde: Nasri. Un atisbo de luz en un partido muy oscuro del Sevilla. Se echó el equipo a la espalda y fue el que manejó el juego. Hizo que todas las jugadas pasaran por su bota y se encargó de repartir el juego a las bandas y de protagonizar los balones interiores. Dio varias grandes asistencias, como una con el exterior a la cabeza de Iborra que Asenjo pararía de manera increíble.
Luz amarilla: escasez de pegada. A pesar de que el Villarreal planteó un partido defensivo y jugó con varios hombres atrás y con sus líneas defensiva y del centro del campo pegadas y retrasadas, el Sevilla supo superarlas en varias ocasiones y crear ocasiones, pero no les sacó el jugo necesario para llevarse los tres puntos.
En ocasiones, el Sevilla debería de probar más con los disparos lejanos. Desde fuera del área también se marcan goles, no siempre es necesario plantarse delante del portero. Hoy tuvimos varias ocasiones que se alargaron demasiado, y sobre todo Jovetic pudo definir en varias en las que buscó continuar la jugada. No fue el mejor partido del montenegrino, que aunque con acierto no estuvo todo lo presente que nos acostumbraba; contrastando con un Ben Yedder que apareció mucho más que él.
Luz roja: lentitud. Probablemente haya sido uno de los partidos en los que más le ha costado al Sevilla desequilibrar de los últimos meses. Uno de los motivos pueden ser las líneas juntas que antes he comentado. El Sevilla fue el que creó peligro y el que tuvo las ocasiones, pero pudo haber sido mucho más.
Lo cierto es que el balón se atascaba cuando nos acercábamos al área. Muchas jugadas acababan volviendo atrás y varias contras se perdían en el camino por una conducción lenta o por falta de efectivos. También se notó que no aparecía la verticalidad que acostumbrábamos por las bandas, una a cargo de un Vitolo al que se le notaba el cansancio de la vuelta de la lesión y otra por un Mariano que apareció mucho al principio pero que luego se fue perdiendo.
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