Luz verde: todo cambió después del descanso. El equipo se iba con 1-1 al descanso después de una primera parte poco esperanzadora en la que al equipo le penalizaron sus errores defensivos, en un partido que había tenido fases para ambos. Parece que todos (incluidos ayudantes y suplentes) bajaron al vestuario en el descanso para alentar al equipo, ya que podían ser los últimos 45 minutos de Machín en el banquillo del Sevilla.
Y, sea lo que sea lo que ocurrió, vaya si funcionó. El equipo arrancó el segundo tiempo siendo una apisonadora y liquidó el partido con un hat-trick de Ben Yedder en 15 minutos. Se vio al equipo que hacía tiempo que no se veía, con las características ofensivas que a todos nos gustan: una presión alta, verticalidad, rapidez y, sobre todo, pegada.
Luz amarilla: un centro del campo desaprovechado. Los jugadores que tiene el Sevilla en el centro del campo son gente de muchísimo nivel y, como tal, dicha zona debería ser uno de los fuertes del equipo. Pero, nada más lejos de la realidad, su contribución en los partidos está mermando poco a poco.
Todo reside, principalmente, en un Banega que participa menos en el juego por tener que estar más pendiente de defender que de crear. Para ello debe estar el recién recuperado Gonalons, que esperemos que no se lesione de nuevo y pueda así contribuir a esa mejora del centro del campo. Va a ser fundamental en este tramo final de temporada.
Luz roja: fragilidad defensiva. En un partido en el que el ataque sevillista fue certero y eficaz, falló de nuevo algo que está perjudicándonos mucho recientemente y que es el nivel atrás. Al equipo le hacen gol con muy poco y eso es porque defendemos con mucha pasividad. La jugada del 1-1, tan solo 3 minutos después de marcar nosotros, es muestra de ello. Oyarzabal recibe solo en el área.
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