Luz verde: segunda parte. Poco creo que se puede decir, todos lo hemos visto. Los últimos 45 minutos del Sevilla han sido un recital. Los de Sampaoli pusieron el modo apisonadora para llevarse los tres puntos a Sevilla.
Gran parte de culpa es de Jorge Sampaoli, muy acertado en el descanso no solo con la entrada de Iborra sino también con el cambio táctico que esta suponía.
El Sevilla pasó a dominar el partido, a tomar la iniciativa en todos los sentidos. No dio opción al Celta a tener ninguna ocasión de peligro (solo un susto de Orellana y por un rebote en un defensa). Se adueñó del centro del campo y fue Vicente Iborra el que se disfrazó de 9 y materializó tres goles muy diferentes: un cabezazo donde se impone ante tres defensas, un mano a mano y un penalti.
Luz amarilla: finalización. Sin duda, Iborra la camufla en verde, pero en la primera parte vimos ocasiones muy claras perdonadas, como la de Franco Vázquez o la de Ben Yedder de frente a Rubén Blanco.
Pudimos irnos al descanso con algún gol en el casillero (también en contra, pero Rico no falló ahí), pero falló la definición. Durante los 90 minutos, muchos acercamientos quedaban en nada.
Luz roja: salida a la presión. Lo pasó mal el Sevilla para sacar el balón en unos minutos determinados de la primera parte en los que el Celta se creció y se lanzó a presionar en la parte ofensiva.
Faltó creación en esos minutos. Abusó de los pases atrás el Sevilla, lo que propiciaba que el equipo se fuera encerrando ante la subida de los contrarios y que acabara en apuros, perdiendo el balón en algunas ocasiones. Debe trabajarse ese aspecto.
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