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domingo, 15 de septiembre de 2019

El semáforo: Deportivo Alavés 0-1 Sevilla FC

Luz verde: un equipo. Qué diferencia entre las sensaciones que da este Sevilla y las que daba el de las últimas dos temporadas. Somos un equipo. Somos un equipo compacto, que defiendo muy bien y que lleva un gol encajado en cuatro partidos. Nunca en la historia habíamos ganado nuestros tres primeros partidos a domicilio en liga... hasta hoy. El lateral izquierdo ha mejorado infinitamente con Reguilón y un grandísimo Diego Carlos es la pareja ideal para Carriço.

Lo que más me ha gustado del equipo hoy es que ha salido a Mendizorroza, un campo díficil y donde no conseguíamos ganar desde el año 2001, sintiéndose y siendo superior, queriendo dominar e imponer su juego y buscando la portería rival. Este equipo no se asusta ante nadie y tiene sus ideas muy claras.

Luz amarilla: la capacidad de sufrir innecesariamente. El Sevilla pudo hacer más goles de los que hizo y, al final, le tocó pasarlo mal. Todo empezó con un tremendamente desacertado cambio de Lopetegui, que dio entrada a Gudelj para quitar a un Jordán que estaba siendo el mejor del partido. Los locales empezaban a descontrolar el encuentro, buscando agitarlo todo para tratar de lograr un empate que casi alcanzan en un par de oportunidades claras.

Luz roja: el ataque sigue siendo la asignatura pendiente. Por momentos, pareció que el guión del partio ante el Celta se repetía. Y eso se debe a que el equipo lo estaba haciendo todo bien hasta que llegaba al área. Se pusieron varios centros sin peligro, se tomaron las decisiones equivocas y, lo peor, De Jong no ayudaba.

El holandés no termina de dar rendimiento, no se desmarca bien, no juega bien con los pies y no marca goles. Chicharito llegó para hacerle la competencia ante la ausencia de oportunidades a Dabbur, e hizo unos muy buenos minutos en los que mostró movilidad, ganas y capacidad de desmarque.

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