Luz verde: actitud. Aunque 'a priori' pareciera que el Sevilla iba a salir menos metido por un once algo suplente y poco habitual, pero los primeros minutos fueron muy buenos. Y lo cierto es que, durante todo el partido, vimos un equipo que no perdió cara a la eliminatoria y que no dejó de creer en ningún instante.
La afición entonó el himno del centenario como en las grandes noches, y en el inicio del partido Nervión era una caldera. El 1-0 en los primeros minutos fue una dosis mayor aún de adrenalina y el sevillismo así se lo hacía ver a los jugadores. Con el 2-1 la esperanza volvió, y el 3-1 fue una confirmación de que la eliminatoria no estaba perdida. Después llegó como llegó el 3-2 y ahí se cerraron todas las puertas.
Luz amarilla: falta de suerte. Es una lástima cuando te pones a pensarlo, porque el Sevilla tuvo ayer la oportunidad de hacer 5 ó 6 goles. No es ninguna exageración, solo hay que mirar cuántas ocasiones de gol tuvimos. Casilla hizo paradas de mucho mérito, otros balones se iban rozando el palo, y el cabezazo de Lenglet (para mí, el mejor del Sevilla ayer) se estrellaba en la madera.
Una eliminación sin duda algo injusta, pero uno de los partidos de los que más orgulloso salgo del campo. Una auténtica pena que Mateu Lahoz sentenciara el partido en la ida, quién sabe cómo habría sido la vuelta si hubiéramos venido con un 1-0, cuánta más emoción habríamos tenido aún. Pero el domingo tenemos otra oportunidad para decir que seguimos aquí aunque no lo quieran y que en liga estamos dispuestos a todo.
Luz roja: correcalles en el centro. Ayer se evidenció que N'Zonzi es uno de los jugadores más importantes de este Sevilla. Los jugadores del Madrid se plantaban con mucha facilidad en la frontal de nuestro área. Lo cierto es que el centro del campo era casi inexistente, Kranevitter casi no se hizo notar. No abarca casi nada de espacio, además de mostrar muy poca sangre y escasa salida de balón.
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