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lunes, 15 de mayo de 2017

El semáforo: Real Madrid 4-1 Sevilla FC


Luz verde: Krohn-Dehli vuelve y Jovetic lidera un ataque incansable. El Sevilla se encontró con un partido adverso desde el principio. El Madrid no desaprovechó las concesiones y el partido se ponía cuesta arriba, pero el Sevilla plantó cara al líder de la liga e hizo lo posible por ver portería. Jovetic fue el mejor en ese aspecto, buscando el balón en todo momento para combinar sus compañeros y encarar la meta rival. Así, el larguero repelió dos golazos y Navas intervino en otro. Con 2-0, un derechazo al palo desde la frontal acortaría distancias.

El danés, la cara más amable del partido. Tras 385 días fuera de los terrenos de juego, volvió y demostró tener más sentido del juego que otros jugadores del equipo. Repartió el balón con mucho criterio y estuvo muy presente en todas las jugadas combinativas del Sevilla (su ritmo le impidió estar en las jugadas rápidas). Un guerrero al cual el Sevilla debe reconocer contando con él para la próxima temporada. Rendimiento y esfuerzo en silencio.

Luz amarilla: sensación de equipo poco trabajado. No es la primera vez que ocurre en esta temporada, pero en esta ocasión se jugaba con un equipo menos habitual y en un escenario diferente al habitual y esto sirvió para escenificar cierto desorden. Los jugadores estaban muy descolocados, sobre todo en los últimos minutos de la primera parte y en los últimos de la segunda. Sin ir más allá, N'Zonzi preguntaba a Sampaoli sobre el posicionamiento alrededor del minuto 50.

Luz roja: errores de patio de colegio. Cuatro goles anotó el Madrid, tres se lo regalamos nosotros. El primero, vergonzoso. Es de guarro pegarle a una falta directa cuando un contrario ayuda a levantarse a tu compañero de equipo, pero lo que no es de recibo es que los jugadores miren a otro lado y nadie esté delante del balón precisamente para evitar lo que ocurrió.

Después, los errores de Kranevitter y Montoya en el segundo y tercer gol también son difíciles de explicar. Dos jugadores que han hecho una temporada bastante pobre, uno con más minutos que el otro. El jugador cedido por el Atlético se duerme de manera inaceptable, mientras que el procedente de Rosario Central controla el balón en campo propio como si estuviera jugando solo en la plaza de su barrio.

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