Luz verde: actitud. En el primer partido oficial de esta temporada mostró una actitud totalmente diferente. Se vio un Sevilla nuevo, diferente, cambiado. Tras unos 10 primeros minutos más perdido, el Sevilla cogió el timón del partido (especialmente en la segunda parte). Se convirtió en protagonista frente a un equipo muy superior y se apropió del balón, llegando más aunque con menos claridad en algunos tramos de partido. Cuando íbamos ganando, no se echó atrás, algo muy importante de lo que pecó el Sevilla 2015/2016.
Luz amarilla: portería. Sigue siendo un tema muy debatido. En la prórroga, Sergio Rico detuvo una gran cantidad de balones, si bien también es cierto que dio una alta cantidad de balones al rival y otros tantos acabaron fuera; lo que es vital en un sistema en el que el juego de pies del portero es fundamental.
Luz roja: distracciones. Así llegaron dos goles. En el segundo, la jugada llega de una pérdida en un córner a favor que se jugó de una forma en la que no se puede jugar un gol en el último minuto. El tercero empieza con una incomprensible pérdida de Konoplyanka en el 119, dejando después Rami y Kranevitter un pasillo a Carvajal para disparar. A todo esto hay que sumar la estúpida falta de Kolodziejczak con una amarilla para dejar al equipo con 10 cuando estaba más tocado anímicamente el equipo.
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