"Al borde del precipicio"
Llega el jueves y, con él, llega la UEFA Europa League. Lo hace esta vez en una situación límite, pues podríamos quedarnos fuera de nuestra competición fetiche demasiado temprano. El Sevilla viaja a Praga para disputar este 14 de marzo la vuelta de su eliminatoria de la segunda competición continental a las 21:00 horas ante el Slavia.
Este mismo miércoles por la mañana salió la expedición rumbo a la capital checa, y lo hizo con dos novedades: la de Wöber y la importante presencia de Vaclik después de perderse el partido del fin de semana ante la Real Sociedad. Quien no ha entrado en la convocatoria es Amadou por segundo partido consecutivo, así como un Gnagnon que se ha vuelto a caer. Aleix Vidal y Arana siguen sin contar y Escudero y Nolito siguen lesionados. Viajan 19 hombres, por lo que aún debe haber un descarte.
En cuanto al once con el que jugaremos, todo apunta a que Machín irá con todo, incluyendo a André Silva junto a Ben Yedder en la delantera, a Promes en el carril izquierdo y con la duda de quién acompañará a Banega en el centro del campo: ¿Roque Mesa? ¿Franco Vázquez? ¿Rog? ¿Gonalons? Pienso que va a estar entre los dos últimos, porque el croata está ganando confianza, pero el francés ya está recuperado y ya ha disputado algunos buenos minutos, pudiendo ser fundamental tanto para este partido como para el resto de la temporada.
La situación es crítica, porque el 2-2 de la ida en el Ramón Sánchez-Pizjuán les ha dado un extra de motivación a los rivales, que ocupan el primer puesto de la liga checa, que solo han perdido un partido de los últimos 10 que han disputado y que el pasado fin de semana goleó al Baník Ostrava, quinto clasificado, por un contundente 4-0. Vamos a uno de esos campos incómodos y no muy grandes donde el público aprieta y donde, dada la desventaja de tener la vuelta fuera de casa, jugaran con el resultado y pueden presentarte una encerrona que mantenga un 0-0 que te deja fuera de la competición.
Para superar esa situación debemos ver la mejor versión ofensiva del Sevilla, esa que se vio en la segunda parte del partido ante la Real, cuando el equipo se pareció más al del principio de la temporada y a lo que Machín pretendía traer: un ataque muy vertical, muy dinámico y con preponderancia de internadas por la banda (para lo que necesitamos la mejor versión de Navas y Promes) y una presión alta que incomode al rival y que haga al equipo sentirse cómodo. Además, será crucial una mejora defensiva, ya que es donde más peca el equipo en estos últimos meses, cada vez más frágil y blando y con especial déficit en el balón parado.
El partido del pasado fin de semana debe no ser un espejismo sino un punto de inflexión y debe demostrarse en uno de los encuentros más importantes de la temporada, donde puedes quedarte fuera de la competición que, probablemente, más nos ilusione a todos los sevillistas. Quedarse apeado tan pronto sería un duro golpe y más aún sabiendo que el equipo no ha dado la mejor imagen posible. Por ello, a Praga hay que ir a morir matando, a morder más que nunca y a darle la vuelta a una eliminatoria que se ha puesto más fea de lo que debía.
No es tiempo para especular, no es tiempo de fallar. Clasificarse es la única opción.
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