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domingo, 17 de marzo de 2019

El semáforo: RCD Espanyol 0-1 Sevilla FC

Luz verde: otra actitud, mucha solidez. El Sevilla ganó fuera de casa en liga por fin, algo que no conseguía desde el 29 de septiembre. Lo hizo, entre otras cosas, porque salió con una mentalidad muy diferente. Fuimos enormemente superiores en la primera mitad, saliendo al partido proponiendo y no a verlas venir. Caparrós demostró que hay equipo y que no era necesario hacer el ridículo siempre a domicilio.

La gran diferencia se vio en el aspecto defensivo, donde el equipo ganó muchísimo empaque. Una línea de cuatro atrás con un doble pivote formado por Amadou y Gonalons, haciendo este último un partido espectacular y siendo el mejor del equipo, hizo que desaparecieran los huecos en el centro del campo y que no hubiera situaciones de desventaja. Se impuso el sentido común y el marcador se lo recompensó al técnico utrerano.

Luz amarilla: supo sufrir, pero se expuso demasiado. En los primeros minutos de la segunda mitad, el conjunto sevillista se puso por delante gracias a un penalti sobre André Silva que Ben Yedder convirtió en gol. Después de ello, el equipo se metió cada vez más atrás y decidió aferrarse con uñas y dientes al botín que ya tenía, que era muy valioso teniendo en cuenta la eliminación del jueves, el poco tiempo de preparación, la apretada clasificación y la racha que llevaba el equipo.

Conseguimos lo que se proponía, pero lo cierto es que se arriesgó demasiado. Y no lo digo porque no se defendiera bien, porque la realidad es que el equipo aguantó muy bien, con unos centrales siempre acertados, Juan Soriano bastante seguro y sabiendo hacer que se juegue lo menos posible; lo digo porque en ningún momento se dio la más mínima sensación de que en un error o en un riesgo tomado por los pericos pudiéramos haber marcado el 0-2.

Luz roja: la falta de confianza de André Silva. Es mucho ya el tiempo que el portugués lleva sin ver portería, incluso habiendo sido suplente en los últimos partidos con Machín, y no cabe duda alguna de que está a un nivel mucho más bajo que en sus comienzos de temporada. Hoy tuvo tres o cuatro ocasiones en las que se puso de cara a gol, especialmente una en la que recortó demasiado sin disparar en el área, pero en ninguna consiguió hacer nada. El estado psicológico es un factor importante, por lo que toca esperar a ver si marca con su selección en el parón y viene de vuelta con más confianza y con goles en el bolsillo.

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