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viernes, 15 de marzo de 2019

Crónica: SK Slavia de Praga 4-3 Sevilla FC

"Dimitan, dimitan todos"

Se ha consumado otro ridículo, uno más a la larga lista que compone ya esta temporada. El problema es que este ridículo ha sido aún mayor y te ha costado la eliminación de la Europa League en cuartos. El Slavia de Praga te ha marcado seis goles en una eliminatoria que has sido incapaz de controlar, en un partido en el que no has merecido pasar ante un equipo que es inferior.

Los once elegidos por Pablo Machín para iniciar el partido eran Vaclik, Navas, Carriço, Kjaer, Sergi Gómez, Promes, Banega, Roque Mesa, Sarabia, Munir y Ben Yedder. Volvía a quedarse fuera André Silva y entraba Carriço por segundo partido consecutivo en lugar de Mercado. El soriano mantenía su sistema de tres centrales.

Precisamente, este sistema fue el causante de una primera parte en la que el juego sevillista fue muy pobre. Nos anularon bastante bien las bandas y Banega tocaba el balón demasiado atrás, recurriendo a continuos balones largos por arriba que eran imposibles porque la diferencia entre nuestros jugadores y las torres checas era abismal. A todo esto había que sumarle lo mal que está defendiendo el equipo, especialmente en el balón parado. Por ahí llegó el primer gol del partido, que lo hizo Ngadeu. Solo tuvo que empujar una asistencia de cabeza de Skoda (que estaba marcado por Banega pese a ser su delantero y un jugador muy alto) en el segundo palo.

El partido se ponía muy feo y la clasificación más aún, y aún así el equipo no reaccionaba. Todo seguía igual que antes del gol y no era fácil entender a qué estaba jugando el cuadro sevillista. El único que daba la impresión de querer mostrar que el Sevilla no estaba muerto era Promes, que creaba todo el peligro que podía cuando tenía la ocasión. Tuvo una buena oportunidad en los primeros minutos con un tiro lejano y otra a la media hora de partido con un disparo desde dentro del área que dio al larguero. En el 43, el holandés iba a provocar un penalti que le costó al portero checo la amarilla y que señaló el juez de área. Ben Yedder lo anotaría y pondría el 1-1 con el que nos iríamos al descanso, empate que daba vida a un equipo que había hecho muy poco en la primera mitad. Pese a ello, tras el entretiempo saldrían los mismos once jugadores.

Saldrían los mismos jugadores y solo pasarían 16 segundos hasta que Navas cometiera un penalti que Soucek transformaría. Sin embargo, Munir haría en el rebote de un córner el 2-2 mediante un golazo de volea en el minuto 55. Aquí tendría el Sevilla sus mejores minutos, pero no fue ambicioso y no los aprovechó. No hubo ocasiones claras y hubo que esperar hasta el 74 para que Machín hiciera el primer cambio: Gonalons por Roque Mesa, muñeco por muñeco. Entraría en el 80 André Silva por Sarabia y Franco Vázquez por Munir al borde del pitido final. El partido se iba equilibrando y la única gran ocasión fue una falta que botaba Banega y que Sergi Gómez ponía dentro del área desde el segundo palo, donde el cabezazo de Ben Yedder fue palmeado por Kolar.

El Slavia estaba contento con la prórroga y consiguieron llegar ahí. Tras unas breves indicaciones de los técnicos, el balón volvía a rodar y, cuando parecía que estaban mejor los locales, Promes centraba un balón buenísimo al área que el 'Mudo' remataba de cabeza para convertir el 2-3. Parecía que todo iba sobre ruedas y la clasificación se encarrilaba. Era el minuto 99 y los chechos necesitaban dos goles.

Pero no, aquí empezó a consumarse uno de los mayores ridículos de estos últimos años. En vez de hacerse con el partido e impedir que se jugara, el Sevilla se entregó por completo y se colgó debajo del larguero. Van Buren marcaba el 3-3 en el minuto 102, Rog entraba por Ben Yedder y el equipo jugaba con las piernas temblando. El pánico era más que real y no proponíamos nada. Las ocasiones empezaban a llegar y, en el 120, una falta de Rog en la frontal acababa entrando en la portería después de cien rebotes que el equipo fue incapaz de despejar.

Ya solo queda la liga, nos han echado de la competición que más nos ilusionaba y el proyecto fracasa estrepitosamente. Ni Machín debe seguir, ni Caparrós era la persona más adecuada para dirigir esto porque le han puesto un marrón sin tener experiencia, ni Castro es una persona apta para la presidencia, siendo suaves. Un hombre que la lía cada vez que habla, que se ha puesto un sueldo de 300.000€ anuales y que está reunido junto a un Consejo que solo piensa en vender. Se están cargando el Sevilla delante de nuestros ojos. No solo hay que destituir al entrenador, hay que mirar al palco. Dimitan; pero, por favor, dimitan todos.

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