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sábado, 17 de febrero de 2018

El semáforo: UD Las Palmas 1-2 Sevilla FC


Luz verde: ataques fluidos y rápidos. El de hoy ha sido uno de los partidos en los que con más facilidad he visto llegar al Sevilla. Especialmente entre el primer cuarto de hora y el segundo gol, los de Montella cogían el balón en el centro del campo y llegaban hasta el área rival sin ningún tipo de problemas. El problema fue la falta de mordiente al finalizar, que nos impidió ganar 0-5 perfectamente.

Así llegaron los dos goles sevillistas, con jugadas de equipo que empezaban desde atrás y acabaron en gol después de pasar por varios jugadores. Fueron grandes responsables un Franco Vázquez muy certero y acertado en las transiciones y un Sarabia inspirado, los mejores del Sevilla hoy en ataque.

Luz amarilla: el mal momento de Ben Yedder. A día de hoy, Muriel es titular indiscutible en el Sevilla. Es una lástima que el francés no disponga de tantos minutos, pero también es comprensible viendo el partido de hoy. Pese a marcar el primer gol (solo tuvo que empujarla), falló una clara ocasión en el minuto 3 y no supo sacar petróleo de los otros 2-3 disparos que intentó.

Y no solo eso, también su juego es diferente. El sistema de Montella tal vez no le ayude, pero ha participado mucho menos de lo que acostumbra, ha tocado mucho menos balón y buscado menos los espacios. Sin duda, está falto de confianza. No es el mismo.

Luz roja: basta de especular. Ha vuelto a ocurrir, a punto otra vez de llevarnos un nuevo susto. El Sevilla marcó el 0-2 y empezó a volar hacia el miércoles, quedando aún partido por delante. Se relajaron los jugadores y se relajó el partido, y el conjunto local empezó a acercarse a la portería de Sergio Rico.

Obviamente, ocurrió lo que tenía que ocurrir. Los canarios pusieron el 1-2 de penalti y a punto estuvieron de empatarnos en el último minuto, de no ser porque Calleri hizo una falta en la jugada que pudo suponer el 2-2. Pudimos habernos llevado el partido por goleada y acabamos sufriendo hasta el último segundo, consecuencias de no matar el partido y de bajar los brazos pensando que todo estaba sentenciado con 0-2.

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